Tenemos por el momento catalogados dos testimonios a respecto de la fama de santidad de que gozaba en vida la Venerable Madre Mariana de Jesús.
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El primer documento que publicamos es del año 1650, 15 años después de la muerte de la Madre Mariana. Es muy probable que el autor de la Descripción hubiese vivido en Quito en vida de la Madre Mariana. Se trata del Presbitero Diego Rodríguez Docampo, que a pedido del Obispado, para atender a una orden del Rey Felipe IV, envío una amplia Descripción del Estado del Obispado de Quito, y en lo referente al Monasterio de las Concepcionistas dice lo siguiente:
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Descripción del estado eclesiástico de San Francisco de Quito
por Diego Rodríguez Docampo, Pbro.
.por Diego Rodríguez Docampo, Pbro.
Tomado del Libro-Folleto “Soy Maria del Buen Suceso”
Autor: Mons. Dr. Luis E. Cadena y Almeida, Postulador Diocesano
Fundación Jesús de la Misericordia
Librería Espiritual - Quito
Con Imprimatur del Vicario General del Arzobispado de Quito
+ J. Francisco Yánez T. – 12 junio 1996
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Texto publicado en primera mano en
"Biblioteca de Autores Españoles”,
por don Marcos Jiménez de la Espada",
tomo III, Madrid, 1965, página 51, se lee lo siguiente:
por don Marcos Jiménez de la Espada",
tomo III, Madrid, 1965, página 51, se lee lo siguiente:
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RELACIONES GEOGRAFICAS DE INDIAS.
Descripción del estado eclesiástico de San Francisco de Quito,
por Diego Rodríguez Docampo.
RELACIONES GEOGRAFICAS DE INDIAS.
Descripción del estado eclesiástico de San Francisco de Quito,
por Diego Rodríguez Docampo.
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[NOTA - El original manuscrito de este Documento se encuentra en la Biblioteca Particular del Palacio Real de Madrid.]
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[Trecho]
El Convento monacal de la Concepción de Nuestra Señora se fundó en esta ciudad de Quito el día 13 de enero de 1577 [NOTA – El primer intento fue en octubre de 1575, en que se instaló la Cruz de Piedra, la Campana – que se hizo tocar – y el Superior de los Franciscanos, Fray Antonio Jurado, celebró la Primera Misa. El Cabildo Eclesiástico, en ausencia del Señor Obispo, consideró la fundación irregular, por falta de permiso. El Virrey de Lima intercedió para que el Obispo autorizase la fundación, lo que oficialmente se hizo en enero de 1577].
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En los principios de su fundación [NOTA – se fundo en las casas existentes en el lugar, que hacia esquina con la Plaza de Armas, que eran en un principio dos, una de ellas pertenecía a Alonso de Paz], estando las 9 religiosas fundadoras rezando en el coro [NOTA – En aquel inicio no tenían iglesia, sino que se habían adaptado algunas salas de una de las casas para Capilla privada de las monjas], vieron entrar tres luces por la ventana de la Iglesia, y la una se puso delante de la imagen de bulto de Nuestra Señora [NOTA – esta Imagen se llamaba Nuestra Señora de la Paz, que se conserva en el Monasterio, pero no tiene nada que ver con la imagen de Nuestra Señora de El Buen Suceso, muy posterior a la fecha de la Fundación], que es muy devota, de mediana estatura con su niño en brazos; la otra, a lo alto del remate del retablo, y la tercera luz junto a la ventana con gran resplandor; y así mismo vieron entrar una estrella, la cual se puso en la cabeza de esta santísima imagen, y la levantaron cuatro ángeles; y otra estrella a los pies de la imagen del Santo Crucifijo, que así mismo estaba en el altar mayor, y vieron en medio de estas luces a San Francisco, en muy buena estatura, bajo cuya regla se erigió este convento, y oyeron cantos sonoros y gozaron de olores suaves; y con repiques de sus campanas y voces que dieron las monjas, como a las siete de la noche, acudió gente y el Presidente de esta Real Audiencia, el licenciado García de Valverde [NOTA – García de Valverde ayudó mucho a que se fundase el Monasterio bajo la jurisdicción de los Franciscanos, contra el deseo del Obispo Mons. de la Peña, que quería estuviese sujeto a la Mitra], y vieron algo de las luces, experimentaron los olores y fragancia de la iglesia. Sacose información muy bastante de esta maravilla y de las que obró Dios Nuestro Señor por intercesión de su Madre Santísima, en dar salud a los que estaban en aquel tiempo enfermos y en particular a una mujer tullida que vino la noche del suceso a pedir sanidad, y habiendo quedado con entera salud, tomó el hábito en el dicho convento donde murió.
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Ha habido monjas de singular virtud y religión, como lo fueron doña María de Jesús Taboada, primera fundadora Abadesa, y otras que imitaron su virtud.
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Y la que más resplandeció en bondad y obediencia, penitencia y don de oración, sentimiento y devoción de Nuestro Señor Jesucristo y el amor y reverencia que siempre tuvo al nombre de Jesús, y su nacimiento, fue Mariana de Jesús, una de las primeras que desde niña tomó el hábito; vivió y murió con grande ejemplo, así en el espiritual y temporal como en su gobierno, siendo Abadesa diversas veces, cuyas súplicas y oraciones fueron aceptas a la Divina Majestad, que se conseguían de su misericordia lo que pedían.
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Su muerte fue en tanta paz y santidad como en la que vivió; sus confesores declararon en los sermones que se hicieron en su entierro y honras y cabo de año, cómo fue muy celosa en el divino servicio y que mereció grandes revelaciones de su Divina Majestad y de su Santa Madre, y el Niño Jesús se le venía a los brazos, y que tuvo don de profecía. Está recibida en esta opinión y en la del Arzobispo Obispo Maestro D. Fray Pedro de Oviedo, que la trató, comunicó y confesó y supo los pronósticos proféticos que tuvo, de que sea Dios loado y bendito, que hace Santos y da su divino Espíritu a quien es servido. Nos dicen otras cosas particulares de revelaciones y favores que tuvo, hasta que con verificación se ajusten y hecha, se dirá por extenso en la historia que me está cometida por esta Real Audiencia, en virtud de Cédula de S.M. [NOTA – No se tiene ninguna noticia a respecto de esta nueva publicación anunciada por Docampo]
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[NOTA - El original manuscrito de este Documento se encuentra en la Biblioteca Particular del Palacio Real de Madrid.]
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[Trecho]
CONVENTO DE MONJAS DE LA CONCEPCION
DE NUESTRA SEÑORA LA REAL
.El Convento monacal de la Concepción de Nuestra Señora se fundó en esta ciudad de Quito el día 13 de enero de 1577 [NOTA – El primer intento fue en octubre de 1575, en que se instaló la Cruz de Piedra, la Campana – que se hizo tocar – y el Superior de los Franciscanos, Fray Antonio Jurado, celebró la Primera Misa. El Cabildo Eclesiástico, en ausencia del Señor Obispo, consideró la fundación irregular, por falta de permiso. El Virrey de Lima intercedió para que el Obispo autorizase la fundación, lo que oficialmente se hizo en enero de 1577].
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En los principios de su fundación [NOTA – se fundo en las casas existentes en el lugar, que hacia esquina con la Plaza de Armas, que eran en un principio dos, una de ellas pertenecía a Alonso de Paz], estando las 9 religiosas fundadoras rezando en el coro [NOTA – En aquel inicio no tenían iglesia, sino que se habían adaptado algunas salas de una de las casas para Capilla privada de las monjas], vieron entrar tres luces por la ventana de la Iglesia, y la una se puso delante de la imagen de bulto de Nuestra Señora [NOTA – esta Imagen se llamaba Nuestra Señora de la Paz, que se conserva en el Monasterio, pero no tiene nada que ver con la imagen de Nuestra Señora de El Buen Suceso, muy posterior a la fecha de la Fundación], que es muy devota, de mediana estatura con su niño en brazos; la otra, a lo alto del remate del retablo, y la tercera luz junto a la ventana con gran resplandor; y así mismo vieron entrar una estrella, la cual se puso en la cabeza de esta santísima imagen, y la levantaron cuatro ángeles; y otra estrella a los pies de la imagen del Santo Crucifijo, que así mismo estaba en el altar mayor, y vieron en medio de estas luces a San Francisco, en muy buena estatura, bajo cuya regla se erigió este convento, y oyeron cantos sonoros y gozaron de olores suaves; y con repiques de sus campanas y voces que dieron las monjas, como a las siete de la noche, acudió gente y el Presidente de esta Real Audiencia, el licenciado García de Valverde [NOTA – García de Valverde ayudó mucho a que se fundase el Monasterio bajo la jurisdicción de los Franciscanos, contra el deseo del Obispo Mons. de la Peña, que quería estuviese sujeto a la Mitra], y vieron algo de las luces, experimentaron los olores y fragancia de la iglesia. Sacose información muy bastante de esta maravilla y de las que obró Dios Nuestro Señor por intercesión de su Madre Santísima, en dar salud a los que estaban en aquel tiempo enfermos y en particular a una mujer tullida que vino la noche del suceso a pedir sanidad, y habiendo quedado con entera salud, tomó el hábito en el dicho convento donde murió.
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Ha habido monjas de singular virtud y religión, como lo fueron doña María de Jesús Taboada, primera fundadora Abadesa, y otras que imitaron su virtud.
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Y la que más resplandeció en bondad y obediencia, penitencia y don de oración, sentimiento y devoción de Nuestro Señor Jesucristo y el amor y reverencia que siempre tuvo al nombre de Jesús, y su nacimiento, fue Mariana de Jesús, una de las primeras que desde niña tomó el hábito; vivió y murió con grande ejemplo, así en el espiritual y temporal como en su gobierno, siendo Abadesa diversas veces, cuyas súplicas y oraciones fueron aceptas a la Divina Majestad, que se conseguían de su misericordia lo que pedían.
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Su muerte fue en tanta paz y santidad como en la que vivió; sus confesores declararon en los sermones que se hicieron en su entierro y honras y cabo de año, cómo fue muy celosa en el divino servicio y que mereció grandes revelaciones de su Divina Majestad y de su Santa Madre, y el Niño Jesús se le venía a los brazos, y que tuvo don de profecía. Está recibida en esta opinión y en la del Arzobispo Obispo Maestro D. Fray Pedro de Oviedo, que la trató, comunicó y confesó y supo los pronósticos proféticos que tuvo, de que sea Dios loado y bendito, que hace Santos y da su divino Espíritu a quien es servido. Nos dicen otras cosas particulares de revelaciones y favores que tuvo, hasta que con verificación se ajusten y hecha, se dirá por extenso en la historia que me está cometida por esta Real Audiencia, en virtud de Cédula de S.M. [NOTA – No se tiene ninguna noticia a respecto de esta nueva publicación anunciada por Docampo]
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El segundo documento que publicamos ha sido tomado del Proceso Diocesano abierto en Quito en 1675 sobre la fama de santidad de la hoy Santa Marianita de Jesús Paredes y Flores, la "Azucena de Quito". [NOTA: no confundir con la Venerable Madre Mariana de Jesús Torres]
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Una de las testigos hace la siguiente declaración:
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Información
Que mandó hacer el Ilustrísimo Señor
Doctor Don Alonso de la Peña Montenegro, Obispo de Quito,
a solicitud del Capitán Baltasar de Montesdoca,
Procurador General de la Ciudad,
sobre la Vida, Virtudes, Santidad y Milagros de la
Beata Mariana de Jesús Flores y Paredes. (sic)
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Declaración de Doña Manuela Paredes de edad de 40 años.
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En la Ciudad de San Francisco de Quito, a veintiséis días del mes de octubre de mil y seiscientos y setenta y cinco años, el Procurador General de esta Ciudad para las averiguaciones que van haciendo en esta causa, presentó por testigo ante Su Merced, el Señor Canónigo Magistral y Juez della, a Doña Manuela de Paredes, mujer española, vecina de esta ciudad y soltera, de la cual por ante mi el Notario nombrado, que doy fe, la conozco, se le recibió juramento por Dios Nuestro Señor y una Señal de Cruz y prometió decir verdad y siendo preguntada al tenor del interrogatorio presentado en esta causa, dijo lo siguiente:
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En la Ciudad de San Francisco de Quito, a veintiséis días del mes de octubre de mil y seiscientos y setenta y cinco años, el Procurador General de esta Ciudad para las averiguaciones que van haciendo en esta causa, presentó por testigo ante Su Merced, el Señor Canónigo Magistral y Juez della, a Doña Manuela de Paredes, mujer española, vecina de esta ciudad y soltera, de la cual por ante mi el Notario nombrado, que doy fe, la conozco, se le recibió juramento por Dios Nuestro Señor y una Señal de Cruz y prometió decir verdad y siendo preguntada al tenor del interrogatorio presentado en esta causa, dijo lo siguiente:
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(…) Y se acuerda esta testigo haber oído decir también a la dicha su madre, que en una ocasión que se hicieron las honras de la Venerable Mariana de Jesús [Torres], Religiosa del Convento de la Limpia Concepción desta ciudad, que murió con opinión de santa, yendo a la Iglesia de dicho Monasterio, la pidió la dicha sierva de Dios [Mariana de Jesús Paredes], la llevase a ella, y habiéndola llevado, con beneplácito de la dicha Doña Jerónima de Paredes, su hermana, y asistido al sermón que se predicó en dichas honras, en que se refirieron las virtudes de la dicha religiosa, diciendo la madre de esta testigo, a la dicha Mariana de Jesús [Paredes y Flores], quien pudiera imitar a esta sierva de Dios, la respondió: “pues en nuestra mano está, mediante Dios”, y que esto fue siendo muchacha la dicha Mariana de Jesús [Paredes], y que oyendo semejante respuesta en tan tierna edad, había quedado admirada, y más viendo cumplido lo que había dicho, pues, imitó a la dicha Religiosa [Mariana de Jesús Torres] que, como lleva dicho, murió con opinión de santa; y esto responde.
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(…) Dijo que todo lo que ha dicho y declarado es la verdad, público y notorio, así en esta ciudad como fuera della, según las noticias que ha tenido esta testigo, so cargo de su juramento en que se afirmó y ratificó, habiéndosele vuelto a leer a la letra, no firmó porque dijo no sabía, firmólo Su Merced dicho Señor Canónigo y Juez desta causa.
(…) Dijo que todo lo que ha dicho y declarado es la verdad, público y notorio, así en esta ciudad como fuera della, según las noticias que ha tenido esta testigo, so cargo de su juramento en que se afirmó y ratificó, habiéndosele vuelto a leer a la letra, no firmó porque dijo no sabía, firmólo Su Merced dicho Señor Canónigo y Juez desta causa.
Dr. D. Joseph Ramírez Dávila
Ante mí, Francisco Valverde de Aguilar, Secretario y Notario nombrado
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Tomado del Libro:
Tomado del Libro:
Obras Completas del Padre José Julio María Matovelle
Tomo V – Historia – Cuenca – Ecuador 1990
Documentos para la Historia de la Beata Mariana de Jesús [Paredes y Flores], Azucena de Quito. Págs. 493-494 - [Proceso de Beatificación]